En lo que va de año, arrancó su primer día con dos asesinadas en tan solo 24 horas en Madrid. La violencia contra la mujer es la violencia ejercida contra la mujer por su condición de mujer, siendo consecuencia de la discriminación que sufre tanto en leyes como en la práctica, y las consecuentes desigualdades por razones de género.
Esta violencia presenta distintas facetas que van desde el menosprecio hasta la agresión física, sexual, psicológica y el asesinato. Debemos recordar que en pleno siglo XX si alguna mujer reunía los suficientes arrestos para ir a denunciar a su pareja a la policía, la contestación que le daban era: “mientras no haya sangre, no podemos hacer nada”, algo que ponía los pelos de punta, hasta hoy en día, que las nuevas leyes por lo menos reconocen los hechos, aunque no consiguen acabar con esta pandemia de violencia machista.
En 1994 la las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer y la defienden como “todo acto de violencia de género que de resultado de un daño físico, sexual o psicológico para la mujer”, incluso las amenazas, la coacción o la privación de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada, reconociendo que afecta a un 50% de la población mundial.
Según datos del 2014, el 50 % de los asesinatos de mujeres en el mundo son cometidos por un familiar o compañero sentimental y sobre un 35% de las mujeres habrían sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. También debemos mencionar que en los conflictos armados, la violación se convierte en un arma de guerra, así como la trata de personas y la continua desaparición de niños, entre las personas que huyen de la guerra.
La violencia contra las mujeres y niñas encuentra su raíz en la historia, de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, sus inicios ya lejanos, en el modelo patriarcal, al cual pertenecían todos los bienes materiales de la familia y sus miembros. De este modo la mujer pasaba de manos de su padre a las manos de su esposo, teniendo ambos pleno dominio sobre ella, incluso sobre su vida. La mujer estaba excluida de la sociedad y relegada a la función reproductora y labores domésticas; que en los años 50 todavía se preguntaba, la profesión de su mujer cuál es, y la respuesta era “sus labores”.
En la pareja el maltrato tiene causas específicas como los intentos del hombre por dominar a la mujer, la baja estima que algunos hombres tienen de las mujeres, desprecios, amenazas y golpes. Los maltratos psíquicos que se mantienen en el tiempo van socavando la autoestima de la mujer hasta que se siente anulada y son los que mayormente se dan. Cuando llega a la luz un caso de maltratos, la mujer puede llevar años sufriéndolos en silencio, sobre todo en estos últimos tiempos en que la crisis hace que algunas mujeres estén más dependientes por la falta de trabajo y nula economía.
Las investigaciones consideran que el maltrato psíquico es mucho más devastador que la violencia física, una gran mayoría de hombres no consienten que su pareja les supere en inteligencia, organización y hasta en la ganancia de dinero por trabajo, es algo que les hace sentirse de menos ante su mujer y sienten que deben de acabar con esa situación de la forma que sea, para sentirse los reyes de su casa, el modelo patriarcal.
Además ya no se puede dudar que la violencia contra la mujer es un problema global que afecta a los derechos humanos más básicos de la mitad de la población mundial y que hay que erradicar de una vez por todas, la mujer no es el ser débil.
Pero a día de hoy la mujer que destaca de su pareja ya no consiente que le corten el paso, porque se vale por sí misma y no necesita ningún bastón para ir por la vida, gracias a algunas leyes, pero aún queda mucha batalla por luchar, y en la guerra se gastan las armas.